Chilpancingo, Agencia de Noticias Guerrero (ANG).-La capital del estado de Guerrero se encuentra al filo de una crisis sanitaria, y el principal responsable tiene nombre y cargo: Gustavo Alarcón Herrera, presidente municipal de Chilpancingo. Su falta de capacidad de gestión, sumada a una evidente torpeza política para el diálogo y la negociación, ha colocado a la ciudad en una situación de alto riesgo para la salud pública.

Actualmente, el tiradero de Huiteco —el único espacio en operación— se encuentra prácticamente colapsado. Mientras tanto, el alcalde no logró mantener el acceso al tiradero de Matlalapa, clausurado por conflictos con los pobladores de esa zona. Lejos de buscar una solución diplomática y efectiva, Alarcón Herrera optó por la inacción, esperando que los problemas se resolvieran solos, lo que no solo agravó la situación, sino que comprometió la salud de miles de chilpancingueños.
Ante la falta de respuestas, el gobierno del estado ha tenido que intervenir y emplazar al municipio a construir un nuevo relleno sanitario en tiempo récord. Sin embargo, la realidad técnica y administrativa hace que esto sea casi imposible de cumplir en el corto plazo. La presión recae sobre un alcalde que no ha demostrado tener la preparación ni el liderazgo para enfrentar este tipo de retos.
La acumulación de basura en las calles ya es visible en diversos puntos de la ciudad. Los riesgos de enfermedades respiratorias, infecciones gastrointestinales y plagas aumentan con cada día que pasa sin una solución clara. Es inadmisible que una ciudad capital esté al borde de una emergencia sanitaria por la inoperancia de su autoridad municipal.
En lugar de encabezar una administración con visión, Gustavo Alarcón Herrera ha mostrado una preocupante improvisación que podría convertir a Chilpancingo en un foco rojo de salud pública. La ciudadanía merece respuestas, no excusas. Y sobre todo, merece un gobierno a la altura de sus necesidades.
