Por Moisés Alcaraz Jiménez
Desde México el avance de las derechas en el mundo se observa como algo lejano, algo que no nos debe preocupar pues son hechos que suceden en países distantes, aunque a otros los tengamos aquí cerca, como a los Estados Unidos. No obstante, lo más grave radica en que la gran mayoría de compatriotas ni siquiera se entera de que el nazi fascismo está ganando elecciones en diversas partes del planeta.
No es ocioso ponernos a pensar cómo es que partidos políticos con clara filiación hitleriana están llegando al poder y cómo es que el avance que han alcanzado es un verdadero riesgo para los gobiernos progresistas que luchan por el bienestar social de sus naciones y por la paz en el mundo.
Aunque nos parezca lejano, debemos de estar atentos y luchar por evitar que esas tendencias de naturaleza racista y cargadas de odio se establezcan en América Latina, que es uno de sus propósitos fundamentales. Son varias las razones. En México, una vez que nos hemos sacudido el lastre de la derecha arcaica, subdesarrollada y cleptómana que padecimos durante el periodo neoliberal, hemos avanzado por la ruta del desarrollo con justicia que se ha traducido en bienestar social y progreso a favor de la inmensa mayoría de población que había sido condenada a vivir en la pobreza extrema y sin esperanza de alcanzar jamás en el viejo régimen neoliberal una vida digna y decorosa.
¿Por qué las naciones progresistas deben luchar contra el avance de las derechas en el mundo? Porque las derechas no sólo son concentradoras de la riqueza y contrarias a las políticas de bienestar social y al desarrollo con justicia, por el contrario, son retrógradas, racistas, xenófobas, machistas, no aceptan la diversidad sexual y son privatizadoras de los bienes públicos, entre ellos la educación y la salud, a las que ven como mercancías susceptibles de ser vendidas, entre otras injusticias que sería largo de enumerar.
Están en contra de las pensiones que como derechos y no como dádivas, todo estado debe garantizar a sus poblaciones adultas y a quienes estén en situación de discapacidad. De retornar a México los gobiernos de derecha, lo primero que harían es cancelar las pensiones, que si bien están establecidas en la Constitución, las pueden eliminar de mil maneras, que para violar la Constitución sabemos que son expertos. La política social de todo gobierno progresista está en riesgo ante derechas privatizadoras que son fábricas de pobreza, generadoras de desigualdad social y concentradoras de la riqueza.
Este domingo terminó en Washington una reunión cumbre de la asociación fascista más grande del mundo: la Conferencia Política de Acción Conservadora, que se reunió para festejar el primer mes de Donald Trump en el poder. Proliferaron los saludos nazis y los discursos de odio, se expresaron las mentiras más grotescas y cínicas y se lanzaron amenazas por doquier contra los derechos humanos, principalmente aquellos que tienen que ver con la diversidad social y el respeto a los derechos de las minorías. Se exaltaron las masculinidades pasando por alto los movimientos sociales en el mundo por la igualdad de género.
La diferencia de esta reunión con otras que la derecha internacional de esta asociación ha realizado, es que ahora las alabanzas al nazismo, al fascismo y al racismo se hicieron sin tapujos, de manera abierta y descarada. El delincuente estafador muy cercano a Trump, Steve Bannon, y el fascista de huarache, el farandulero comparsa de Trump, Eduardo Verástegui, saludaron al estilo nazi siguiendo la escuela de Elon Musk. Proliferó el lenguaje racista, xenófobo, machista y supremacista.
Esta cumbre ultra conservadora fue una muestra del crecimiento nazi fascista, como también lo fueron las elecciones legislativas de este domingo en Alemania, donde la derecha moderada ganó las elecciones y en segundo lugar, en un avance jamás visto desde la época de Hitler, quedó el partido nazi que respaldó Elon Musk, y en el tercer sitio se ubicó el gobernante partido socialdemócrata.
Una razón más del porqué debemos estar atentos a estos avances del nazi fascismo, es porque la derecha medieval y cleptómana que padecemos en México, se alimenta de ese fascismo internacional que tiene entre sus principales objetivos destruir a los gobiernos progresistas de América Latina que luchan por liberarse del yugo imperial gringo, entre ellos está, desde luego, el gobierno que en nuestro país encabeza la presidenta Claudia Sheinbaum.
