Por Moisés Alcaraz Jiménez
Aunque después de aprobada la reforma constitucional contra el nepotismo Félix Salgado Macedonio no está legalmente impedido para ser candidato de Morena a la gubernatura del estado, el senador ha expresado en diversas ocasiones que respeta la postura de la presidenta Claudia Sheinbaum en el sentido de que nadie en Morena debe postularse como candidato a algún cargo de elección popular si éste le es heredado por algún familiar cercano, como sería el caso del senador, pues su hija, Evelyn Salgado Pineda, es la gobernadora del estado.

Los adversarios del toro lo dan por muerto políticamente hablando, y más aún cuando él mismo se descartó y ha pedido que lo borren las listas de aspirantes a la gubernatura y que ni siquiera lo incluyan en las encuestas. Pero Félix Salgado no se retira de la contienda interna de Morena, no va a tirar su capital político al cesto de la basura, ni va a poner fin a una carrera política en la izquierda de más de 40 años. También fue preciso cuando dijo que no se va del partido guinda, desde donde continuará su actividad política. Eso para quienes andan rumorando que se postulará por otro partido.
Es casi imposible que alguien se retire voluntariamente de la política en plenitud de fortalezas, no sólo físicas, sino de poder político también. Salgado Macedonio no será candidato, pero es iluso quien piense que Félix se va a apartar del proceso sucesorio para dejar a sus adversarios el campo libre para que sólo ellos se disputen la gubernatura.
Sin duda alguna el senador tendrá su candidato propio o candidata, que será el depositario de la fuerza política del toro, que con ello podría pensarse que ese candidato podría llevar una considerable delantera, lo cual es discutible. Félix Salgado no está políticamente acabado, al contrario, sigue siendo un fenómeno político con un amplio movimiento social que lo respalda, no una secta, como las que ya proliferan en Morena.
No obstante, así como el toro tiene fortalezas, también tiene debilidades y aquí habrá que destacar dos aspectos fundamentales: primero, el poder del senador es un poder personal, que nace de sí mismo, carismático, con virtudes y cualidades muy propias, que no se pueden trasladar a otra persona o a quien él decida respaldar en busca de la gubernatura. Por otro lado, la caballada en torno al toro está muy flaca (Rubén Figueroa Figueroa dixit), casi escuálida, desfalleciente y muy escasa, lo cual podría obligar al toro a hacer alianzas con otros bloques que tienen actores mejor posicionados y sacrificar a algunos de sus allegados.
Entre ellos se encuentran Jesús Urióstegui García, titular de la Jucopo del Congreso local; Yolótzin Domínguez Serna, diputada federal por Acapulco y Arturo Pérez, suplente de Félix en el senado. También se menciona a Ricardo Salinas, oficial mayor de la Secretaría de Finanzas del gobierno del estado, que sin dejar de reconocer las capacidades de todos ellos, no dejan de tener mucho menor estatura política que sus adversarios, como Beatriz Mojica Morga, que encabeza el bloque llamado Constructoras y constructores de la 4T en Guerrero, al que también pertenecen otros prospectos como Rogelio Ortega Martínez, Arturo Núñez y Alberto López Rosas.
Otros aspirantes mejor posicionados lo son Rubén Cayetano García, que tiene el respaldo del poderoso titular de la Jucopo del Senado, Gerardo Fernández Noroña. En los dos meses más recientes Cayetano ha avanzado notoriamente. Pero quien sin duda alguna ha tenido un veloz posicionamiento es Esthela Damián Peralta, subsecretaria de Seguridad Pública federal, con derecho a picaporte de la oficina de la presidenta Claudia Sheinbaum, que no es cualquier cosa.
Hay otros más como el rector Javier Saldaña Almazán, que desesperadamente ha buscado alianzas con la gobernadora Evelyn Salgado Pineda y podría ser una de las opciones del senador Salgado Macedonio si entre sus más allegados no encuentra un perfil ganador. Está también el primo del rector, Marcial Rodríguez Saldaña, ex secretario de Educación. Sin olvidar a la presidenta de Acapulco, Abelina López Rodríguez, que sigue siendo el delfín del prestigiado secretario federal de Economía, Marcelo Ebrard, que brilla en donde lo pongan, a quien Abelina le debe su actual cargo.
La guerrerense Rocío Bárcena, subsecretaria de Gobernación, que aunque no ha levantado la mano, no se le puede descartar. Encabeza el bloque de los llamados nuñistas, donde están Jacinto González Barona, presidente estatal de Morena e Iván Hernández, delegado de los programas federales del Bienestar, entre otros.
El senador Félix Salgado Macedonio indudablemente que lleva la delantera sobre los demás competidores, pero sería un serio error confiar en que con los prospectos con los que ahora cuenta podría ganar la contienda interna, que es lo más complicado, pues hacia el exterior Morena no tiene adversarios competitivos. El escenario electoral sucesorio en Morena se torna complicado y para nadie será un paseo dominical en la alameda.