Por Moisés Alcaraz Jiménez
La derecha medieval que padece México, no tiene un proyecto de desarrollo nacional diferente al modelo neoliberal que devastó a nuestro país. No ofrece otras alternativas porque no las tiene. Insisten en restaurar al viejo régimen sin ningún cambio, su proyecto es restablecer al mismo neoporfirismo de la corrupción -factor principal que lleva a la quiebra a los países-, regresar al saqueo de los bienes nacionales y al asalto al erario. Es decir, volver a lo mismo, al régimen de privilegios que fue el paraíso de los potentados autóctonos y del extranjero y fue un infierno de marginación y abandono de los más pobres.
Es evidente que por ese camino los sectores neoporfiristas, reacios al cambio, no van a avanzar, más cuando se observa que sus estrategias ultra conservadoras están sustentadas en lo grotesco: en las mentiras y las infamias, camino en el cual han fracasado una y otra vez. Por esa vía nada les ha salido bien, ni les saldrá.
El neoporfirismo carece de estrategias democráticas y ha utilizado a la guerra sucia y a su esencia, que es la desinformación, como única herramienta para recuperar el poder. En ese intento se han apartado de la democracia y la han sustituido por el uso intensivo de la propaganda tóxica.
En ese contexto de perversidades políticas, la derecha neo porfirista ha perdido totalmente la credibilidad. Sus descabelladas mentiras, por desmesuradas e inauditas, jamás podrán pasar como verdades. La derecha ha caído en el abuso de la mentira, en el exceso de difusión de noticias falsas. Ya no hace otra cosa más que mentir. La derecha está en el descrédito absoluto.
Avanzar por la misma ruta sin resultados a la vista, ha producido una derecha desesperada que ha llegado a un punto donde se expresa crudamente la verdadera naturaleza del conservadurismo: la violencia, que es lo único que ahora se puede esperar en ese entorno de fracasos y frustración de los opositores a la 4T.
Fracaso tras fracaso, sin ninguna intención de cambiar estrategias y en situación desesperada por recuperar el poder, a la derecha sólo le queda radicalizar sus métodos de ataque en un escenario donde ya no tiene más alternativas que la violencia con fines no sólo desestabilizadores, sino golpistas.
Las elucubraciones no forman parte del análisis político serio, por ello no se puede adelantar que el asesinato de los dos colaboradores muy cercanos de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México sea parte de un escenario desestabilizador producido por expertos en este tema, como ya lo adelantan sin fundamento alguno precisamente los voceros del conservadurismo, con el fin de intentar crear una situación artificial de crisis.
No se puede negar que independientemente de las razones que pueda tener este crimen, se trata de un lamentable hecho con alto impacto político no sólo para el gobierno de la ciudad, sino que tiene también mucha repercusión a nivel federal y de manera muy especial afecta a la 4T, siempre bajo las asechanzas de opositores prestos a utilizar en beneficio propio y de grupos, sin escrúpulo alguno, hechos lamentables de sangre para el ataque sensacionalista y amarillista, sin importarles el dolor de las víctimas, como viles carroñeros insaciables.
Es de esperarse que para evitar especulaciones perversas, se avance de manera pronta en el esclarecimiento de este atentado y se lleve ante la justicia a los responsables materiales e intelectuales.
